La comunidad de Santiago sigue sumida en el dolor tras el fatal accidente ocurrido la madrugada del sábado 27 de septiembre en la avenida Hispanoamericana, donde tres adolescentes perdieron la vida y otros cinco resultaron heridos.
Uno de los fallecidos fue identificado como Diego Crisóstomo, de 17 años, quien ocupaba el asiento del copiloto en la yipeta que protagonizó el siniestro. Su cuerpo fue velado en la funeraria Blandino, donde el ambiente estuvo marcado por el llanto y la tristeza de familiares y amigos. Los allegados de Crisóstomo prefirieron no ofrecer declaraciones a los medios.
En tanto, los restos de Diego Rodríguez y Mauricio Taveras fueron despedidos en la capilla del cementerio Fuente de Luz, acompañados por el dolor de seres queridos que aún no comprenden cómo la noche terminó en tragedia.
Los cinco adolescentes que también viajaban en el vehículo permanecen hospitalizados, recibiendo atención médica por las heridas sufridas. Las autoridades informaron que su estado de salud sigue siendo monitoreado de cerca.
Dolor en la comunidad
La noticia ha generado gran consternación, especialmente porque las víctimas tienen entre 16 y 17 años, una etapa apenas en el umbral de la vida. Vecinos, compañeros y familiares se han unido en duelo colectivo, lamentando una pérdida que golpea de lleno a la juventud local.
La Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett) se encuentra a cargo de las investigaciones para esclarecer las causas del accidente. De acuerdo con reportes preliminares, los jóvenes habían salido de una celebración de cumpleaños y, al parecer, circulaban a gran velocidad cuando el conductor perdió el control del vehículo, que terminó impactando contra un poste del tendido eléctrico tras deslizarse.
El hecho reabre el debate sobre la seguridad vial entre adolescentes y el rol de la supervisión en eventos juveniles, en un país donde los accidentes de tránsito siguen cobrando vidas jóvenes con alarmante frecuencia.
