El gremio de intérpretes de Estados Unidos se une al paro que desde mayo mantiene el Sindicato de Guionistas (WGA), emprendiendo así una huelga simultánea por primera vez en 63 años que paralizaría la industria de Hollywood en su práctica totalidad.
«Proceder a una huelga es algo muy grave que puede afectar a miles, sino millones de personas, en todo el país y en todo el mundo(…) Llegamos con gran tristeza a esta encrucijada, pero no teníamos otra opción», expresó la presidenta de la institución, Fran Drescher. La decisión, previamente aprobada por el 98 % de los miembros del gremio, se tomó oficialmente tras la reunión de la junta directiva del sindicato celebrada este jueves.
Un día antes, el SAG-AFTRA intentó llegar a un acuerdo conciliador con la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP) y en su reunión contaron con la presencia de mediadores federales como una medida de urgencia para desbloquear las negociaciones. «Es muy difícil creer esto, pero nosotros no pudimos obtener lo que nuestros miembros merecen. De haber aceptado, la situación solo habría sido peor. Aquí es donde marcamos nuestro límite», ahondó Drescher.
Posible cierre de producciones debido a la huelga
En la madrugada del jueves, la también actriz había expresado por medio de un comunicado que la respuesta de la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP) hacia sus peticiones había sido «insultante e irrespetuosa”, pese a la buena disposición del gremio.
El paro no llega de sorpresa para la industria. Ya a finales de junio algunos miembros del sindicato enviaron una carta interna a los líderes del gremio pidiéndoles que no se conformaran con nada que no fuese «un acuerdo transformador”, reiterando su disposición para comenzar una huelga.
La industria de Hollywood, que ya se estaba viendo afectada por la huelga de los guionistas, ahora tendrá que enfrentarse al cierre definitivo de las producciones que se habían mantenido a flote sin los escritores. La última vez que los actores se pusieron en huelga contra los estudios fue en 1980 por los beneficios de las cintas de video domésticas y la televisión de pago, y tuvo una duración de tres meses.