El rey zulú, Misuzulu kaZwelithini, ha sido hospitalizado y está siendo tratado por un posible envenenamiento, según ha informado su primer ministro, el jefe Mangosuthu Buthelezi.
El monarca se desplazó hasta un hospital del país de Esuatini para evitar ser atendido en Sudáfrica por sentirse incómodo, ha apuntado Buthelezi, según recoge la cadena BBC.
Este incidente se produce tras la súbita muerte de uno de sus más estrechos colaboradores al parecer también envenenado, ha revelado Buthelezi. “Cuando su majestad comenzó a sentirse mal sospechamos que podría haber sido también envenenado”, ha explicado.
“De inmediato fue trasladado para recibir tratamiento en Esuatini. Me han informado de que su majestad no estaba cómodo con recibir tratamiento en Sudáfrica porque sus dos progenitores fueron atendidos en Sudáfrica y murieron”, ha reseñado.
El rey Misuzulu fue coronado ante miles de zulúes el pasado mes de octubre tras imponerse en la conflictiva sucesión, aún cuestionada por sus rivales en los tribunales que defienden como heredero al príncipe Simakade, otro hijo del difunto rey Goodwill Zwelithini.
El rey Zwelithini tuvo seis esposas y al menos 26 hijos. Murió en marzo de 2021, en plena pandemia de coronavirus, por complicaciones de la diabetes que padecía tras más de medio siglo de reinado. Su esposa, la reina Mantfombi Dlamini-Zulu, se convirtió en regente, pero falleció un mes después.
El 21 de agosto de 2022, a sus 47 años, Misuzulu Zulu, cuyo nombre significa “reforzar al pueblo zulú”, asumió el lugar de su padre Goodwill Zwelithini, fallecido el año pasado tras 50 años de reinado.
“La nación zulú comienza hoy un nuevo capítulo”, dijo el nuevo soberano desde un podio plantado dentro de una gran carpa blanca, luciendo una piel de leopardo y un collar de garras de depredador.
“Prometo trabajar para unirla”, añadió.
En este país con once lenguas oficiales, los soberanos y los líderes tradicionales son reconocidos por la Constitución. Reyes sin poder ejecutivo, ejercen una profunda autoridad moral y son venerados por su gente.
El rey zulú posee numerosas tierras gestionadas por un fondo del que es el único administrador. En su haber tiene unos 30.000 km2, un tamaño similar a Bélgica, y casi 1.500 propiedades.
En este país con once lenguas oficiales, los soberanos y los líderes tradicionales son reconocidos por la Constitución. Reyes sin poder ejecutivo, ejercen una profunda autoridad moral y son venerados por su gente.
Conocido por su fastuoso estilo de vida, su padre percibía unos 75.000 dólares anuales para sus gastos personales, además de un presupuesto de 4,2 millones de dólares para el funcionamiento del reino, según un baremo publicado en el diario oficial.
